Vista desde el cielo, la capital venezolana no es lo que muestra la prensa. Ni lo que deja ver la tele. Menos lo que taquigráficamente vemos al recorrerla. Caracas cenital -una impresionante obra publicada por la Fundación para la Cultura Urbana en 2004- actualiza el mapa de la ciudad y asoma -con evidencias- el de una urbe demarcada por la improvisación licenciosa y la superpoblación forjada
Quien delimita la plebe urbana no es una instancia humana, ni divina. Son factores anónimos, la conjunción de los mercados nacional e internacional, la naturaleza del suelo, la momentánea imposibilidad de ciertos terrenos para la especulación inmobiliaria, el clima, las condiciones de transporte. En el caso de los ghettos brasileños es difícil llamar a su población de minorías, ya que ella se eleva a millones de personas conformando parte expresiva de la población. Berthold Zilly (revista Tempo brasileiro, Nº 132)
¿Cuál es la parte expresiva de la capital venezolana? Hojeo Caracas cenital una y otra vez, y me pregunto -a sabiendas de que no soy la excepción- cómo viví 28 años en una ciudad, al margen de tantos y tan distintos trayectos. Siempre estuvieron allí estos trechos, estos barrios. Pero, ¿dónde está documentado -fuera del artículo del día, el aniversario de un sector o la fecha patria- el desarrollo de esta población? ¿Por qué son contadas las iniciativas -fuera de la disciplina arquitectónica- que han hecho constar enfáticamente la realidad de estas comunidades? Me viene a la mente Ciudad Bolívar, de Arturo Alape. O la historia de ese libro y de ese barrio, en boca del propio autor. Sigo pasando las inmensas páginas de Caracas cenital -coeditado por la Fundación Para la Cultura Urbana, Econoinvest y ChevronTexaco Latinoamérica- y me pregunto cómo tantos caraqueños caminamos exentos de nosotros mismos, de nuestros parceros.
Del epígrafe de Berthold Zilly -filólogo, brasilianista y profesor del Instituto Latinoamericano de la Universidad Libre de Berlín- que inicia este breve artículo, me quedo con la frase “parte expresiva de la población”. Y me vuelvo a preguntar: ¿cuál es la parte expresiva de la capital venezolana? Según Caracas cenital -y según la vista aérea del fotógrafo Nicola Rocco-, la respuesta está en nuestras favelas. Primero: porque numéricamente la Gran Caracas es la ciudad con mayor densidad poblacional (5.014,6 habitantes por kilómetro cuadrado), en comparación con Bogotá, Buenos Aires, Ciudad de México, Río de Janeiro, Sao Paulo y Santiago de Chile, todas capitales de mucha mayor población y extensión (el ejercicio lo propone el arquitecto venezolano Marco Negrón, en el artículo que da comienzo al libro). Segundo: porque la población de escasos recursos, aunque suene paradójico, es cada vez menos escasa (hace rato que esa población, ni tan periférica, se expresa en millones). Y tercero: porque el latón y las construcciones al garete (además de las señas monumentales de viabilidad) se encumbran como la principal evidencia de la investigación.
Con este libro asistimos al comienzo de un reconocimiento. A la aceptación de una ciudad cuyos paisajes se han ido quedando fuera de los mapas. Difícil olvidar la vista de Bogotá desde el piso 50 de la Torre Colpatria, en la calle 26 con carrera 7ª. Difícil porque más de la mitad de la periferia montañosa que desde allí se observa, empapelada con pequeños techos, simplemente no aparece en el mapa (fechado hace no más de 10 años) que está en una de las paredes del cafetín de la Torre. Algo similar ocurre con Caracas: caminamos por sus calles, hurgamos sus recovecos y desandamos su Metro, en la completa ignorancia. Sabemos que fuera de estas visiones, lamentablemente parciales, hay otro mapa lleno de trechos y trayectos innumerables. Tal vez un día de estos valga la penar explorarlos.
NR1: este artículo fue publicado originalmente en la revista "ExtraCámara" con el título "Las favelas de Caracas" (Caracas, julio de 2005).
NR2: la foto que acompaña este texto es de Nicola Rocco y pertenece a la serie "Caracas cenital".
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